El aire comprimido es una forma de energía segura, fiable y muy extendida en casi todos los sectores industriales.
Hoy en día, aproximadamente el 90% de las industrias utiliza aire comprimido en sus procesos de producción. Por ello, es importante que en las instalaciones de aire comprimido los equipos que se encargan de producir el aire, sus elementos (filtros, secadores, purgadores, etc) y la red de tuberías de distribución deban estar en buen estado, cuidadas y que se aproveche al máximo el aire que genera el compresor.
Recientes auditorías de ahorro energético llevadas a cabo por el equipo de expertos en ahorro energético han revelado que el mal diseño de un sistema y el mantenimiento inadecuado del mismo tienen un impacto significativo en el coste de producción. Dicho impacto supone que casi el 20% de todo el aire comprimido se pierda simplemente por fugas, lo que supone un derroche de 2,3 billones de euros anuales para los usuarios europeos de aire comprimido.
La clave está en saber cómo detectar estas fugas y arreglarlas antes de que se conviertan en un error muy caro. Por eso, en Monzón y Gavín te presentamos los siguientes consejos para saber cómo detectar y lidiar con ellas.
Detección de fugas de aire comprimido
Con el paso del tiempo, las tuberías y conexiones de una red de aire comprimido industrial se van deteriorando y se generan fugas. Por ello, es primordial encontrarlas para repararlas. Pero, ¿cómo detectarlas?
Los lugares comunes de fugas de aire comprimido suelen ser:
- Empalmes rápidos.
- Filtros reguladores y lubricadores.
- Herramientas neumáticas de mano.
- Equipos fuera de servicio.
Una de las formas más precisas para detectar las fugas de aire comprimido es por ultrasonidos. Este tipo de detectores localiza las ondas de sonido de alta frecuencia que emiten las fugas de aire. Este equipo suele incluir micrófonos direccionales, amplificadores, filtros de audio y un indicador visual o audífonos para ver o escuchar las fugas.
¿Cómo funciona?
Cuando el aire comprimido circula por la tubería, se mueve en lo que denominamos flujo laminar, lo que significa que todas las partículas se transmiten en una misma dirección. Sin embargo, cuando hay una fuga en la tubería, la corriente de aire alrededor de la fuga cambia a flujo turbulento y el aire deja de moverse en la misma dirección.
Este aire turbulento del que hablamos va a emitir un sonido que puede ser interpretado por los detectores de ultrasonidos. Este detector se conectará a unos audífonos y producirá un sonido que irá incrementándose cuando haya una fuga o tendrá una pantalla donde se mostrarán las ondas ultrasónicas.
Este tipo de detectores filtran los sonidos de fondo para que las fugas se puedan escuchar o ver en ambientes sumamente ruidosos.
En definitiva, este método es una manera rápida, cómoda y precisa para detectar las fugas de aire comprimido.
Dicho esto, está más que claro que las fugas de aire comprimido son un problema frecuente, no se puede evitar que aparezcan, pero se deben controlar y corregir. Cuando las empresas no hacen nada respecto a sus fugas de aire comprimido, terminan por tener que comprar más compresores, lo que, por supuesto, supondrá más costes energéticos.
Si necesitas el consejo de un experto, no dudes en contactar con Monzón y Gavín para resolver todas tus dudas.