Los filtros para compresores de aire son necesarios, por dos sencillas razones: para producir aire comprimido de calidad, y para evitar deteriorar los equipos, tuberías y herramientas. El 80% de las veces, el vapor de agua, microorganismos y partículas volátiles que contiene el aire pasan sin inmutarse a través del filtro de entrada del compresor. Por lo que si nuestro compresor no cuenta con el filtro adecuado, todas estas partículas mencionadas se mezclarán en su camino con el agua, el aceite y con otros contaminantes fruto de la corrosión y, con el tiempo, mermarán la producción. El primer paso para que esto no ocurra es identificar la calidad del aire que necesitamos.
Para ello contamos con un estándar internacional: la norma ISO 8573-1: 2010, que clasifica la pureza del aire en seis niveles según el tipo de contaminante y su concentración. Es conveniente tratar el aire antes de su entrada en la red de tuberías, pero también en el punto de uso. De esta forma eliminamos las impurezas de la red y garantizamos que cada aplicación recibe aire comprimido de la calidad que requiere.
Las partículas presentes en el aire comprimido se pueden eliminar de diversas formas. Si son mayores que los poros del material filtrante, se separan mecánicamente. Esto sucede normalmente con partículas mayores de 1mm. En este caso, la eficiencia del filtro aumenta con la densidad del material filtrante, compuesto por fibras más finas. La capacidad de separación de partículas de un filtro es el resultado de 3 mecanismos físicos: impacto inercial, interceptación y difusión.
El impacto inercial tiene lugar para partículas mayores de 1 mm y adquiere mayor importancia a medida que aumenta el tamaño de las partículas.
La interceptación se produce cuando una partícula sigue la trayectoria de flujo, pero su radio es mayor que la distancia entre dicha trayectoria y el perímetro de la fibra.
La deposición de partículas debido a la difusión se produce cuando una partícula muy pequeña no sigue la trayectoria de flujo sino que se mueve aleatoriamente a través del mismo debido al movimiento browniano. Adquiere mayor importancia a medida que se reduce el tamaño de las partículas y la velocidad del aire.
El diseño de un filtro para compresor de aire
- El manómetro. Se trata del dispositivo que mide la caída de presión de forma continua.
- El diseño del cabezal del filtro de aire favorece una trayectoria de flujo ideal y, por lo tanto, ayuda a minimizar la caída de presión.
- Los nervios de refuerzo de la carcasa permiten un agarre firme y facilitan tanto la instalación como el mantenimiento.
- La carcasa de aluminio anodizado protege contra la corrosión y la contaminación del aire corriente y mejora la fiabilidad.
- El purgador automático de alto rendimiento solo se incluye en aquellos filtros de aire que requieren drenar líquidos. Estos filtros se utilizan en “condiciones húmedas” como, por ejemplo, para eliminar el agua del refrigerador posterior o el aceite restante tras la filtración por coalescencia.
¿Qué elementos podemos encontrar en el interior de un filtro para compresor?
- Las juntas tóricas dobles reducen el riesgo de que se produzcan fugas.
- El elemento de presión simplifica la instalación y mantenimiento. También aumenta la fiabilidad.
- El núcleo de acero inoxidable ofrece la máxima resistencia y no presenta riesgo de implosión.
- El alto rendimiento de filtración se logra gracias a las propiedades de la fibra de vidrio en el caso de los filtros coalescentes de aire y polvo y, en los filtros de vapor de aceite, con capas impregnadas de carbón activado.
- Las tapas selladas con epoxi reducen los riesgos de fugas.
Instalación de los filtros
Los filtros roscados se pueden combinar y disponer de distintas formas:
- El kit de conexión de filtros facilita el montaje de filtros de aire en serie.
- El kit de montaje en la pared simplifica la instalación.
- Los acoplamientos rápidos facilitan la conexión del filtro con un desagüe o con un separador de agua/aceite. Solo para aquellos filtros que necesiten desaguar, como los coalescentes de aceite o los que operen en condiciones húmedas.
- Por último, se puede completar el filtrado de aire comprimido con un drenaje electrónico y una alarma en el caso de los filtros coalescentes.
Dicho esto, cabe destacar que el costo que nos puede suponer el deterioro de nuestra instalación a causa del aire impuro, es superior al costo de un filtro. Por lo que realmente merece la pena y es necesario.
En Monzon y Gavín ponemos a tu disposición compresores, secadores, filtros de aire comprimido, instalaciones de aire comprimido. No dudes en contar con nosotros para que resolvamos cualquier duda que te pueda surgir. ¡Confía en nosotros!